Para la mayoría de personas, el abuso sexual es un tema difícil de tratar. Pero a pesar de lo intimidante que pueda ser el tema, el abuso sexual es un problema grave y, lastimosamente, no poco frecuente. Literalmente millones de niños son víctimas de esta forma de abuso. De acuerdo con los estudios, el 25 por ciento de las mujeres adultas y el 10 por ciento de los hombres adultos recuerdan haber sido abusados sexualmente cuando eran niños o adolescentes. La mayoría de estos casos ocurren entre los ocho y doce años de edad. Aunque la mayoría de menores que sufren de abuso sexual son niñas, los varones también son víctimas.
El abuso sexual incluye cualquier tipo de comportamiento o acto sexual con un menor. Incluye no solo el coito, sino también acariciar los genitales del menor, obligar al menor a que toque los genitales de un adulto, contacto boca a genital o frotar los genitales del adulto en el menor. También pueden ocurrir otros tipos de abuso sexual, que no necesariamente involucran contacto físico, como por ejemplo, un adulto que muestra sus genitales a un niño, mostrar fotografías o videos pornográficos a un menor o tomar fotografías del menor para propósitos obscenos.
Los desconocidos sí abusan sexualmente de menores. Pero por lo menos en el 80 por ciento de los casos, quienes cometen el abuso sexual son personas que el niño conoce y con frecuencia son figuras de autoridad en quien el niño confía. La persona podría ser uno de los padres, la madrastra o el padrastro, un familiar adulto (tío, abuelo), un amigo de la familia, un vecino, una niñera, un maestro, un consejero o líder Scout o un hermano o primo mayor. Aunque los niños usualmente entienden quién es un "extraño", es posible que los tome por sorpresa cuando una persona a quien conocen y aman o respetan les hace este tipo de propuestas. El abusador usualmente manipula al menor para que realicen alguna actividad sexual, usa amenazas, sobornos o persuasión agresiva y convence al menor de que él o ella no tiene más opción que participar. Los niños que son más susceptibles a estas agresiones tienen personalidades obedientes, sumisas y respetuosas.
En muchos casos, el abuso sexual involucra más de un incidente. Suele ser un patrón de contactos sexuales continuos que frecuentemente inician en los primeros años de la infancia media y continúan hasta la adolescencia. A veces el abuso solo se detiene cuando el niño va madurando y es capaz de liberarse de esta terrible situación, muchas veces al denunciar el incidente a otro adulto. Incluso después de que termina, las repercusiones psicológicas del abuso pueden durar toda la vida.
Cómo prevenir el abuso sexual
Sin alarmar a su hijo, debe advertirle que el abuso sexual existe, mientras lo tranquiliza indicándole que eso probablemente nunca le ocurrirá. Enséñele que independientemente de quién lo amenaza sexualmente, incluso si es un adulto en quién confía, debe estar dispuesto a decir "No" o "Alto" de una forma clara y enérgica y alejarse caminando (o corriendo). También debe saber que siempre debe acercarse a usted si alguna vez le sucede un incidente sexual, sin importar quién sea el abusador y sin importar qué tipo de advertencia le haya dado el abusador ("No le digas a nadie o te haré daño"). Asegúrese de que entienda que no se meterá en problemas por contarle sobre un incidente de este tipo. Recuerde también que aunque las niñas suelen ser las víctimas de abuso sexual, aproximadamente el 10 por ciento de las víctimas son varones.
Estas son algunas recomendaciones de American Academy of Pediatrics para reducir al mínimo el riesgo de que abusen sexualmente de su hijo:
- Enséñele a su hijo sobre la privacidad de las partes del cuerpo y que nadie tiene derecho a tocarlo si él le dice a la persona que no lo haga. Deben entender que ciertas formas de tocar son "buenas" pero algunas formas son "malas": Explique que cuando un adulto le da un abrazo cariñoso es diferente a que un adulto ponga la mano sobre sus nalgas o en la parte interna del muslo. Tiene derecho a decir no a cualquier persona que intente tocarlo en partes del cuerpo que normalmente cubre un traje de baño. Naturalmente, su hijo también debe respetar el derecho a la privacidad de otras personas.
- En la infancia temprana, los padres pueden enseñar a sus hijos el nombre de los genitales, al igual que les enseñan los nombres de otras partes del cuerpo. Esto les enseña que los genitales, aunque son "privados" no son tan privados como para no poder hablar de ellos.
- Siéntese con su hijo y explique diversas situaciones que podrían indicar que un posible abusador de niños está anticipando algo. Por ejemplo, un abusador podría ofrecerle dulces o juguetes a un niño. (Si su hijo tiene juguetes o regalos que usted no sabe de dónde provienen, pregúntele quién se los dio). Podría ofrecerle dinero al niño por hacer un mandado o un trabajo a corto plazo (rastrillar las hojas, palear nieve). Podría llevar al niño a salidas "especiales" o a eventos especiales. Podría decirle al niño que comparten un secreto especial. Podría disfrazarse como payaso, Santa Claus u otra figura de confianza o súper héroe para atraer al menor. Podría decir que surgió una situación de emergencia ("Tu mamá tuvo un accidente en el auto, ven conmigo y te llevaré al hospital a verla"). O podría pedirle ayuda al niño: direcciones para llegar a una calle específica o lugar turístico o ayuda para encontrar un perro o gato que está perdido. Asegúrese de que su hijo entienda que si se encuentra en una situación potencialmente peligrosa como estas, debe correr y alejarse.
- Dígale a su hijo que un abusador o secuestrador podría ofrecerle alcohol o drogas para disminuir sus inhibiciones.
- Explíquele a su hijo que las amenazas de un abusador o cualquier otra persona son ilegales: "Si le dices a tu mamá lo que hicimos, la voy a lastimar/matar"; y que le diga inmediatamente si eso ocurre.
- Si su hijo está en una posición en la que debe ir de puerta en puerta ofreciendo algo, como vender galletas de las Girl Scouts o cobrar dinero por una ruta de periódico, un adulto debe acompañarlo. Adviértale a su hijo que nunca debe entrar a la casa otra persona a menos que un adulto lo acompañe.
- Investigue si la escuela de su hijo tiene un programa de prevención de abuso. Si no, exhorte a la junta escolar para que instituya uno. En los años recientes, ha habido un aumento dramático en los programas preventivos para educar a los niños sobre la divulgación del abuso sexual.
- Supervise las actividades en el centro de cuidado infantil o el campamento de verano de su hijo . Participe en estas actividades siempre que sea posible. Escuche con atención cuando su hijo intente decirle algo de naturaleza sexual, particularmente si parece tener dificultad para hablar del tema. Tanto como sea posible, cree un ambiente en casa en el que los temas sexuales se puedan discutir con comodidad.
- Pase suficiente tiempo con su hijo de modo que no sienta la necesidad de buscar atención de otros adultos. Los niños de hogares descontentos o inestables tienden a ser los objetivos más fáciles para los abusadores, pues estos niños suelen ansiosos por recibir atención y cariño.
- Si todavía no sabe con quién pasa tiempo su hijo, averígüelo. Si su hijo pasa tiempo en lugares aislados o remotos con adultos u otros niños, investigue lo que puede estar sucediendo en ese lugar. Cuestione los motivos de los adultos que desean pasar mucho tiempo a solas con su hijo.
Cuando hay abuso sexual
La mayoría de víctimas de abuso sexual permanecen en silencio, con frecuencia sintiéndose culpables y desvalidos. No corren a decirle a su mamá u otro adulto de confianza por miedo a que meterse en problemas si alguien se entera del abuso. A veces, cuando el abusador es un familiar, los niños creen que al contarle a alguien, pueden separar a la familia. O, pueden sentirse avergonzados por lo que ocurrió, el acosador pudo haberles advertido que no dijeran nada. No obstante, al mismo tiempo pueden sentirse emocionalmente devastados. Es posible que se alejen de la familia y los amigos; dejen de participar en actividades de la escuela, experimenten ansiedad crónica e insomnio y exhiban un comportamiento agresivo y auto destructivo.
Eventualmente, un menor que ha sido abusado sexualmente puede contarles a sus amigos lo que pasó. O podría decir algo vago que sugiera el abuso sin describirlo claramente a uno de los padres.
Cuando un médico examina al menor, ocasionalmente puede detectar señales físicas de abuso sexual como cambios anales o en los genitales. El médico también puede encontrar evidencia de enfermedades de transmisión sexual como gonorrea o herpes. Sin embargo, muchas veces el médico no puede encontrar evidencia física de abuso sexual, aunque el abuso haya ocurrido. Esto es porque posiblemente los genitales no se lastimaron durante el abuso o las lesiones que pudieron haber ocurrido ya sanaron cuando el menor es examinado.
Si su hijo llega se acerca a usted y le dice que han abusado sexualmente de él, tómelo muy en serio. Con mucha frecuencia, se cree que los niños están mintiendo, particularmente si señalan a un familiar como el abusador. Es importante que escuche a su hijo, de forma delicada y sensible haga preguntas para obtener más información y luego tome medidas para protegerlo. Comuníquese con un pediatra, la agencia de servicios de protección a menores, la oficina de ayuda social o la policía (el abuso sexual es una violación a la ley). Si usted no interviene de esta forma, el abuso podría continuar por muchos meses más e incluso años; al mismo tiempo, el niño llegará a pensar, con razón, que la casa no es un lugar seguro y usted no puede ayudar.
En los días y las semanas siguientes, asegúrese de que su hijo entienda que no es responsable del abuso y hágale saber lo valiente que fue al contarle lo que estaba ocurriendo. Asegúrele que el abuso no se repetirá. Ofrezca mucho amor y apoyo. Si está lidiando con su propia ira por el abuso, su hijo puede creer una parte de la ira es dirigida hacia él, así que continuamente asegúrele que no está enojado con él y que está orgulloso porque le contó lo sucedido.
Su hijo debe ser examinado por un médico y debe recibir tratamiento por cualquier lesión física, ya sea interna o externa, relacionada al abuso. Su hijo también debe ser examinado por un médico si va a presentar cargos. La mayoría de menores y sus familias también necesitan ayuda profesional para sobrellevar esta dura experiencia.
Varios factores afectan el impacto psicológico del abuso sexual en un menor, incluyendo:
- La naturaleza de la actividad sexual, la frecuencia y el uso de la fuerza. Mientras más invasiva sea la experiencia de abuso, más difícil y confuso será para el menor. La victimización sexual que ocurre por períodos prolongados es mucho más dañina que un episodio de una sola vez. Puede provocar que el menor huya de casa y que se vuelva sexualmente promiscuo e interfiera con las relaciones y la intimidad más adelante en la vida. Talvez lo más importante, el uso (o la amenaza del uso) de la fuerza o daño corporal al niño y sus familiares puede aumentar significativamente el trauma psicológico del menor. Puede reaccionar con sentimientos que van desde ansiedad y miedo, hasta culpa y depresión.
- La edad y el estado de desarrollo del menor. Un niño más pequeño puede tener menos dificultad con una experiencia sexual breve que uno mayor. Este niño más pequeño puede no entender completamente lo que le ocurrió y con más frecuencia, puede estar sujeto a menos fuerza y coerción por parte del abusador. En contraste, un niño mayor puede entender más acerca de la experiencia de abuso y podría sentir más culpa, miedo y otras emociones.
- La relación del menor y el abusador. Aunque la victimización por parte de un desconocido para un niño es molesta, puede que no sea tan desconcertante como cuando hay incesto; es decir, cuando un familiar abusa sexualmente de un niño. Con el incesto, el menor puede sentir confusión sobre su relación con el abusador y si puede volver a confiar en esta persona. El menor también puede sentir más presión por no dar a conocer el abuso si un familiar está involucrado.
- La reacción de la familia. Si apoya a su hijo y lo convence de que no es su culpa y que estará protegido, puede minimizar el trauma. Si los familiares no hacen nada con la información que el niño les da, es muy probable que el abuso continúe y la sensación de confianza e intimidad del menor se deteriore.
Repitiendo, sin la orientación de un experto, su hijo puede sufrir algunos efectos psicológicos graves y duraderos a causa del abuso. El pediatra puede remitirle a un consejero, igual que la agencia de protección infantil local. En muchas comunidades existen redes de apoyo en caso de abuso sexual, grupos de tratamiento y terapeutas que se especializan en victimización sexual. Todos los niños que han sufrido de abuso sexual necesitan una evaluación de un profesional que sepa sobre las consecuencias psicológicas del abuso y que pueda recomendar un tratamiento en caso que sea necesario. Las familias también se pueden beneficiar del apoyo y la asesoría para ayudarles a lidiar con sus propios sentimientos y proporcionar apoyo emocional a su hijo de forma más efectiva.
Señales de abuso sexual
Los niños que han sido abusados sexualmente pueden desarrollar problemas de comportamiento. Estos comportamientos son variables y no específicos. Usualmente indican que el niño está estresado y el motivo de su angustia requiere evaluación. Otros niños pueden no mostrar ningún problema de comportamiento. Los siguientes son síntomas de que un niño está estresado. No se deben ignorar ya que pueden indicar que ha ocurrido un evento traumático como el abuso sexual:
- Su conducta cambia dramáticamente de distintas formas. Un niño más pequeño puede volver a mojar la cama o ensuciar su ropa interior. Sus hábitos alimenticios pueden cambiar. Es posible que se relacione en forma distinta con sus compañeros, ya sea alejándose o volviéndose más agresivo. Puede portarse mal en la escuela, su motivación y concentración pueden disminuir y sus calificaciones pueden bajar. Puede parecer temeroso, llorar con frecuencia y aferrarse a sus padres o bien, puede evitar la intimidad familiar normal.
- Tiene padecimientos físicos inexplicables, como dolores de cabeza, dolores de estómago o molestias en los genitales.
- Parece tener miedo de una persona o un lugar específico y que lo dejen solo con esa persona.
- Reacciona exageradamente cuando se le pregunta si alguien lo ha tocado.
- Repentinamente está más consciente y preocupado por la conducta sexual, palabras y partes del cuerpo.
- Tiene ansiedad poco razonable porque un médico le haga un examen físico.
- Puede parecer hipersexualizado e intenta que otros niños realicen actos sexuales.
Si su hijo presenta cualquiera de estos comportamientos y usted tiene dudas, debe hablar con su médico.
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