Friday, January 29, 2016

Tomar cafeína diariamente no parece acelerar al corazón, según un estudio


Los amantes del café no parecen estar en riesgo de que aumente el ritmo de los latidos del corazón
     
Robert Preidt
Traducido del inglés: miércoles, 27 de enero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
MARTES, 26 de enero de 2016 (HealthDay News) -- Podría haber buenas noticias para los amantes del café, del té y del chocolate: consumir cafeína regularmente quizá no cause un aumento peligroso de la velocidad del ritmo cardiaco, según un estudio reciente.
El hallazgo pone en duda lo que la medicina piensa en la actualidad, afirmaron los autores del estudio.
Pero para evaluar los riesgos para la salud de consumir mucha cafeína se requiere de más investigación, añadieron los investigadores.
"Se deberían revisar las recomendaciones clínicas que adviertan contra el consumo regular de los productos con cafeína como prevención de problemas del ritmo cardiaco, ya que quizá estemos desaconsejando de forma innecesaria que se consuman productos como el chocolate, el café y el té que podrían en realidad tener beneficios cardiovasculares", señaló el autor principal del estudio, el Dr. Gregory Marcus, director de investigación clínica en la división de cardiología de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).
"Dado nuestro trabajo reciente que demuestra que un aumento del ritmo cardiaco puede ser peligroso, este hallazgo es especialmente relevante", añadió Marcus. En casos raros, el aumento del ritmo cardiaco puede llevar a problemas cardiacos y a un accidente cerebrovascular, indicaron los investigadores en un comunicado de prensa de la universidad.
El estudio de 12 meses incluyó a casi 1,400 personas sanas, en las que se evaluó el consumo de café, té y chocolate. También llevaron un dispositivo portátil que monitorizaba continuamente su ritmo cardiaco durante 24 horas.
El 61 por ciento de los participantes consumían más de uno de los productos con cafeína al día. Los que consumían cantidades más altas de estos productos no presentaron un ritmo cardiaco más elevado, según el estudio.
"Esta fue la primera muestra de la comunidad en la que se observa el impacto de la cafeína en el aumento del ritmo cardiaco, ya que estudios previos observaron a las personas con [trastornos del ritmo cardiaco] conocidos", comentó en el comunicado de prensa la autora principal del estudio, Shalini Dixit, estudiante de medicina de cuarto curso en la UCSF.
"Se requiere más estudio sobre si el consumo elevado de estos productos con cafeína provoca el aumento del ritmo cardiaco", añadió Dixit.
El estudio aparece en la edición de enero de la revista Journal of the American Medical Association.

Thursday, January 28, 2016

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Las escuelas deben hacer más por combatir la obesidad en los niños hispanos, según un informe


Unos investigadores recomiendan políticas que fomenten el ejercicio y la buena nutrición
     
Robert Preidt
Traducido del inglés: martes, 26 de enero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
LUNES, 25 de enero de 2016 (HealthDay News) -- El ejercicio y una buena nutrición pueden resultar difíciles de obtener en las escuelas de EE. UU. a las que asisten sobre todo estudiantes hispanos, según un informe reciente.
Eso aumenta el riesgo de obesidad de los niños, advierten unos investigadores.
"Los ambientes escolares sanos son esenciales para el desarrollo adecuado de los niños latinos, dado el creciente porcentaje de estudiantes latinos inscritos en las escuelas públicas y sus altas tasas de obesidad", señaló Amelie Ramírez, del Instituto de Investigación sobre el Fomento de la Salud del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, en San Antonio.
Ramírez también es directora de "Salud America!", una red nacional de prevención de la obesidad en los niños hispanos.
Para el estudio, Ramírez y sus colaboradores revisaron investigaciones publicadas desde 2008, y encontraron que las escuelas con una mayoría de estudiantes hispanos tienden a ofrecer menos programas o instalaciones para la actividad física que las escuelas donde los estudiantes blancos son la mayoría.
Además, los niños hispanos son menos propensos que otros niños a participar en deportes organizados o programas extraescolares, y son más propensos a ser inactivos, hallaron los investigadores.
También, en comparación con las escuelas en que la mayoría de estudiantes son blancos, las escuelas con mayorías hispanas tienden a tener unas normas más flojas respecto a los refrigerios y bebidas escolares, tienen menos probabilidades de implementar las directrices nacionales sobre la nutrición y más probabilidades de estar rodeadas de restaurantes de comida rápida y tiendas que venden refrigerios, halló el estudio.
Esto es importante porque mientras más cerca están las escuelas a los restaurantes de comida rápida, más altas son las tasas de sobrepeso y obesidad entre los estudiantes hispanos, según el informe.
Casi el 40 por ciento de los niños y adolescentes hispanos de 2 a 19 años de edad tienen sobrepeso o son obesos, frente al 28.5 por ciento de los niños y adolescentes blancos en ese grupo de edad, apuntaron los investigadores.
"Respaldar la nutrición y la actividad física en las escuelas fomenta una cultura de salud en que todo el mundo se ve empoderado para vivir la vida más saludable posible", afirmó Ramírez en un comunicado de prensa de la universidad.
El informe sugirió que muchas políticas escolares pueden mejorar la nutrición y aumentar la actividad física de los estudiantes hispanos. Entre ellas se encuentran reducir el acceso a los refrigerios y bebidas malsanas, unos estándares nutricionales más estrictos para los refrigerios escolares, eliminar las bebidas azucaradas, ofrecer programas estructurados de actividad física durante y después de la escuela, y hacer que para los estudiantes sea más seguro ir a la escuela a pie y en bicicleta.
El porcentaje de estudiantes hispanos inscritos en las escuelas públicas de EE. UU. está en aumento, y se anticipa que alcance un estimado del 30 por ciento en 2023, según las notas de respaldo del informe.

Tuesday, January 26, 2016

La deuda de los padres podría afectar a la conducta de los niños


La clave parece ser los motivos por los que toman dinero prestado, sugiere un estudio
     
Traducido del inglés: viernes, 22 de enero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
JUEVES, 21 de enero de 2016 (HealthDay News) -- El tipo de deudas que los padres acumulan podría afectar la conducta de sus hijos, para bien o para mal, sugiere una investigación reciente.
Las hipotecas caen en la columna de los positivos, lo que significa que se vinculan de forma positiva con el bienestar emocional de un niño. Pero las facturas sin pagar de las tarjetas de crédito parecen ocupar la columna negativa, y se asocian con más problemas conductuales en los niños, determinaron los investigadores.
Jason Houle, coautor del estudio, dijo que los hallazgos sugieren que tomar dinero prestado puede ser una "espada de doble filo" tanto para los padres como para los hijos, al tener "consecuencias tanto positivas como negativas, dependiendo de para qué se está utilizando".
Houle, profesor asistente de sociología del Colegio Dartmouth en Hanover, New Hampshire, afirmó que es razonable que las deudas contraídas para mejorar la vida (por ejemplo, un préstamo universitario o una hipoteca para comprar una casa en un vecindario más seguro) pudieran conducir a mejores resultados en los niños. Por otro lado, dijo, las deudas crecientes vinculadas con tarjetas de crédito con intereses altos e inversiones a corto plazo podrían indicar la presencia de problemas económicos, y por tanto resultar más nocivas.
Houle y el coautor Lawrence Berger, profesor de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Wisconsin en Madison, analizaron datos de dos estudios de EE. UU., que en conjunto siguieron a más de 9,000 madres y a sus hijos de 5 a 14 años de edad entre 1986 y 2008.
La deuda se caracterizó como el total que los padres debían: hipotecas, préstamos estudiantiles, préstamos para un coche y la "deuda no asegurada", es decir, el dinero que se debía a tarjetas de crédito, empresas, individuos, bancos (aparte de las hipotecas) y/o las facturas médicas.
Entonces, se comparó la información sobre las deudas con los reportes de las madres sobre la conducta de sus hijos, cada uno o cada dos años.
En general, los niños cuyos padres tenían ciertas deudas mostraban un mayor bienestar social y emocional que aquellos cuyos padres no debían nada en lo absoluto. Tener deudas era más común entre los padres que eran blancos, nacidos en Estados Unidos, con un nivel más alto de educación o casados, probablemente porque tenían una mayor capacidad de tomar prestado en primer lugar, anotaron los investigadores.
Dicho esto, el equipo de investigación encontró que los que tenían más deudas en total (independientemente del tipo de deuda) eran más propensos a tener hijos con problemas conductuales que los que tenían menos deudas en total.
Pero al profundizar, los coautores observaron que el factor más importante tras la asociación con la conducta fue la deuda no asegurada, como las facturas de tarjetas de crédito que no habían sido pagadas .
Y los hijos de padres que tenían algún tipo de deuda sin asegurar eran significativamente más propensos a tener problemas conductuales que los hijos de padres que no tenían ese tipo de deuda.
Al contrario, los hijos de padres con hipotecas y/o deudas educativas parecían tener un riesgo reducido de problemas conductuales infantiles, aunque los autores del estudio dijeron que se necesita más investigación para confirmar el hallazgo.
¿El motivo? Houle y Berger dijeron que las deudas no aseguradas podrían fomentar el estrés y/o la ansiedad en los padres. Eso, a su vez, podría afectar (o reflejar) de forma negativa la conducta de los padres, lo que en última instancia empeora los prospectos del desarrollo y el bienestar infantiles.
Pero los padres con muchas facturas no deben temer que sus hijos estén condenados a comportarse mal. Por un lado, los hallazgos del estudio no prueban una relación causal directa entre las deudas y la mala conducta infantil.
Houle sugirió que el problema probablemente sea un tema social más amplio, en lugar de una función de la irresponsabilidad individual en la crianza.
"Como sociólogo, no tengo la intención de responsabilizar del todo a las personas que toman dinero prestado", comentó.
Para muchos, la deuda "es la única opción" ante los salarios estancados y el crédito abundante, dijo.
Los hallazgos del estudio aparecen en la edición en línea del 21 de enero de la revista Pediatrics.
Nadine Kaslow, profesora del departamento de psiquiatría y ciencias conductuales de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory, en Atlanta, describió el estudio como "realmente importante, aunque no sorprendente".
"Tiene sentido que el tipo de deuda que se tenga haga una diferencia", dijo Kaslow, ex presidenta de la Asociación Americana de Psicología (American Psychological Association). "Y el estrés financiero relacionado con unos gastos relativamente riesgosos, como las deudas con las tarjetas de crédito, probablemente sea más alto que el estrés relacionado con unos gastos más normativos, como comprar una vivienda".
Kaslow dijo que el estrés de las deudas con tarjetas de crédito, junto con los estilos de vida en general más riesgosos de los padres que contraen ese tipo de deuda, pueden afectar a los niños.
"Para los padres puede ser difícil, pero para los niños también", comentó.

Saturday, January 23, 2016

La mayoría de las comidas de los restaurantes de EE. UU. superan la cantidad recomendada de calorías, según un estudio


Las comidas estadounidenses, chinas e italianas contienen unas 1,500 calorías en promedio, apuntan unos investigadores
     
Traducido del inglés: jueves, 21 de enero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
MIÉRCOLES, 20 de enero de 2016 (HealthDay News) -- Las personas que intentan controlar las calorías deben tener cuidado: un estudio reciente informa que más de nueve de cada 10 restaurantes sirven comidas que superan el límite de calorías recomendado para una sola comida.
Y eso es tan solo el plato principal. No se incluyeron las bebidas, los aperitivos ni los postres.
"Creemos que los resultados tienen una importancia extrema, porque hay una percepción generalizada de que la comida rápida es el problema", comentó la autora del estudio, Susan Roberts.
"Lo que este estudio muestra es que todos los restaurantes son terribles cuando se trata de ofrecer porciones excesivas que hacen que la gente coma de más. No se trata solo de la comida rápida, sino casi de todos los tipos de comida", lamentó Roberts. Roberts es directora del Laboratorio del Metabolismo de la Energía del Centro Jean Mayer de Investigación de Nutrición Humana y Envejecimiento del USDA en la Universidad de Tufts, en Boston.
Además, dijo Roberts, al consumidor le resulta muy difícil ser consciente de estas cosas. "Aunque tenga un doctorado en nutrición, como yo, es casi imposible adivinar de forma precisa qué contiene el plato, porque hay muchas calorías ocultas".
El estudio se basó en un análisis de 364 comidas de la cocina estadounidense, china, griega, india, italiana, japonesa, mexicana, tailandesa y vietnamita ofrecidas en restaurantes de Boston, San Francisco y Little Rock, Arkansas, entre 2011 y 2014.
Los restaurantes muestreados eran tanto locales como de grandes cadenas. Pero eso hizo poca diferencia. De hecho, se encontró que las comidas que no eran de restaurantes de cadenas eran tan pesadas para el estómago como las que ofrecían los restaurantes de cadenas. En concreto, tenían unas 1,200 calorías por comida. Eso es más del doble que las 570 calorías que los expertos recomiendan que la mujer adulta promedio consuma en el almuerzo o la cena, apuntaron los investigadores.
"Creo que esas porciones excesivas son particularmente malas para las mujeres", dijo Roberts, dado que sus necesidades calóricas son, en promedio, mucho menores que las de los hombres.
Los aficionados a la cocina estadounidense, china e italiana podrían sentirse más que decepcionados por los hallazgos. Esas comidas encabezaron la lista, con un promedio de 1,495 calorías por comida. Los investigadores anotaron que la mujer promedio de Estados Unidos necesita unas 2,000 calorías al día, y el hombre promedio de EE. UU. unas 2,500 calorías.
Roberts apuntó que la situación amerita que los restaurantes se replanteen las cosas de forma radical.
"Creo que lo que ayudaría a las personas a comer menos, y resultaría muy popular entre los consumidores, serían leyes (a nivel federal, estatal o local) que concedieran a los clientes el derecho a comprar porciones proporcionales por un precio proporcional", planteó. "Por ejemplo, como mujer pequeña, querría comprar un tercio de un plato principal. Podría hacer eso y pagar un tercio del precio. Dios mío, me encantaría".
"A los restaurantes no les encantaría, claro", reconoció Roberts. "Pero todos los restaurantes estarían en la misma situación [y] eso les quitaría el incentivo que tienen ahora para sobrealimentar a la gente".
Lona Sandon es dietista registrada y profesora asistente de nutrición clínica en el Centro Médico de la Universidad de Texas Southwestern, en Dallas. Revisó los hallazgos del estudio, y le sorprendieron poco.
"Para que los restaurantes cambien lo que sirven, la demanda del consumidor debe cambiar", dijo. Pero aparte de eso, ofreció unos consejos para afrontar el ambiente actual al comer fuera.
"Coma fuera con menos frecuencia, o no lo haga nunca", dijo. "Intente cocinar en casa. O pida una comida para niños", algo que, anotó, es fácil en los restaurantes de comida rápida.
Sandon ofreció más consejos: Repartir una comida entre tres personas. O pedir una sopa y una ensalada, o algo del menú de acompañamientos. "Lo hago con mucha frecuencia. Me encanta una papa al horno con un acompañamiento de brócoli y un poco de queso, o un tazón de frijoles y arroz con un acompañamiento de plátanos fritos. Raras veces pido un plato principal", dijo.
Los restaurantes más pequeños y los que no son de cadenas podrían estar más dispuestos a personalizar los artículos del menú, apuntó Sandon. Pero aún así, añadió, "hable y pida lo que desea en lugar de tomar lo que haya en el menú. Tome control de su salud".
Los hallazgos del estudio aparecen en la edición del 20 de enero de la revista Journal of the American Academy of Nutrition and Dietetics.

Thursday, January 21, 2016

Haga ejercicio con regularidad y su corazón se lo agradecerá


Y mientras más haga, mejor le irá, afirman los cardiólogos
     
Robert Preidt
Traducido del inglés: martes, 19 de enero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
LUNES, 18 de enero de 2016 (HealthDay News) -- El ejercicio regular es esencial para mantener el corazón sano, y mientras más mejor, afirman expertos del Consejo de Cardiología de los Deportes y el Ejercicio del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology).
Los autores del estudio examinaron investigaciones recientes, y hallaron que incluso unas cantidades pequeñas de ejercicio, incluso estar de pie, pueden reducir el riesgo de enfermedad cardiaca. Se pueden lograr reducciones incluso más grandes en el riesgo con más ejercicio, apuntaron los investigadores.
Pero apenas la mitad de los adultos estadounidenses hacen los 150 minutos recomendados de ejercicio moderado o los 75 minutos de ejercicio vigoroso a la semana, anotaron los autores del informe.
La nueva investigación también revisó estudios recientes que han sugerido que el ejercicio aeróbico excesivo (como las carreras de resistencia) podrían dañar al corazón. Aunque esa posibilidad amerita más estudio, la investigación actual muestra que incluso en las personas con unos niveles extremadamente altos de entrenamiento, los beneficios del ejercicio superan a los riesgos, según el informe, que aparece en la edición del 18 de enero de la revista Journal of the American College of Cardiology.
"Los medios de comunicación públicos han adoptado la idea de que el ejercicio podría hacer daño al corazón y han diseminado el mensaje, desviando así la atención de los beneficios del ejercicio como una intervención potente para la prevención primaria y secundaria de la enfermedad cardiaca", señaló en un comunicado de prensa de la revista el Dr. Michael Scott Emery, copresidente del Consejo de Cardiología del Deporte y el Ejercicio.
"El mayor beneficio es simplemente hacer ejercicio, independientemente de la intensidad", dijo en el comunicado de prensa el Dr. Valentín Fuster, editor jefe de la revista.
El ejercicio también puede ayudar a los pacientes de enfermedad cardiaca. Pero las investigaciones revisadas por los autores del estudio encontraron que apenas el 62 por ciento de los pacientes de ataque cardiaco eran remitidos a la rehabilitación cardiaca tras abandonar el hospital. De éstos, apenas un 23 por ciento acudieron a más de una sesión de rehabilitación. Y solo el 5 por ciento completaron más de 36 sesiones, mostró el estudio.
"Las evidencias disponibles deben animar a los médicos a recomendar un entrenamiento en ejercicio de intensidad entre baja y moderada a la mayoría de nuestros pacientes", dijo Emery.
"Algo igual de importante son las iniciativas para fomentar la salud de la población en general a través de actividad física durante toda la vida, dado que ésta [influye] en la conducta desde la niñez hasta la vida adulta", añadió.

Wednesday, January 20, 2016

La pobreza profunda afecta a la salud de los niños, muestra un estudio


Los niños que viven por debajo de la línea de la pobreza son más propensos a ser obesos y a exponerse al plomo
     
Robert Preidt
Traducido del inglés: lunes, 18 de enero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
LUNES, 18 de enero de 2016 (HealthDay News) -- La pobreza severa es una amenaza para la salud y el desarrollo de los niños pequeños, sugiere un estudio reciente.
"La pobreza profunda, que afecta a unos 3.9 millones de niños pequeños, sin duda hace que una gran cantidad de niños de EE. UU. sean vulnerables a problemas de la salud y del desarrollo que limitan sus oportunidades en la vida", dijo la autora principal del estudio, Sheila Smith. Smith es directora de niñez temprana del Centro Nacional de Niños en Pobreza de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.
Los investigadores analizaron datos de EE. UU. recogidos entre 2011 y 2013. Se concentraron en los niños menores de 9 años, comparando a los que vivían en una pobreza profunda (que se definió como unos ingresos familiares por debajo del 50 por ciento de la línea de pobreza federal) con los que eran pobres pero no estaban en pobreza profunda, y los que no eran pobres.
Los niños en una situación de pobreza profunda eran más propensos a ser obesos que los de los otros dos grupos. El estudio también encontró que los niños en situación de pobreza profunda tenían unos niveles de plomo en sangre que eran tres veces más altos que los de los niños pobres, y más de 17 veces más altos que los de los niños que no son pobres.
Unos niveles altos de plomo en sangre se asocian con problemas del aprendizaje y de la conducta, señalaron los investigadores.
Los investigadores también encontraron que los niños en situación de pobreza profunda eran más propensos a tener padres con una salud física o mental mala o regular, y un estrés parental más frecuente. Los niños en situación de pobreza profunda también eran más propensos a tener padres que carecían de respaldo social y seguridad en el vecindario.
Esas circunstancias familiares se asocian con una mala salud y problemas en el desarrollo de los niños, según los autores.
En comparación con los niños de los otros dos grupos, es menos probable que los padres de los que viven en pobreza profunda consideren que sus hijos están "creciendo muy bien".
"Para dar a los niños pequeños una oportunidad justa de tener éxito en la vida, debemos fortalecer las políticas de la red básica de seguridad, lo que incluye la Asistencia Temporal para las Familias Necesitadas, ampliar Medicaid en todos los estados para no dejar a los padres que tienen una salud deficiente sin cobertura médica, e invertir en programas que han resultado efectivos para ayudar a las familias a vencer las adversidades de forma que sus hijos puedan crecer bien", enfatizó Smith en un comunicado de prensa de la Columbia.
El informe fue publicado hace poco por el Centro Nacional de Niños en Pobreza.

Tuesday, January 12, 2016

COMO ESCOGER CARBOHIDRATOS SALUDABLES

Nuevas directrices dietéticas de los EE.UU.: limite el azúcar y la sal, aumente el consumo de frutas y verduras


Las recomendaciones, que se revisan cada cinco años, están diseñadas para fomentar unos estilos de vida más saludables
     
Traducido del inglés: viernes, 8 de enero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
JUEVES, 7 de enero de 2016 (HealthDay News) -- Los estadounidenses deben reducir los azúcares añadidos, las grasas saturadas y la sal si desean consumir una dieta que pueda mejorar su salud, según la más reciente versión de las Directrices dietéticas del gobierno federal.
Las directrices, publicadas el jueves, abren un nuevo terreno al recomendar específicamente que las personas limiten los azúcares añadidos a menos de un 10 por ciento de sus calorías diarias.
La última versión de las directrices, publicada en 2010, solo decía que las personas debían reducir su ingesta de azúcares añadidos, sin mencionar una meta específica. Las directrices se actualizan cada cinco años para mantenerse al día con la ciencia actual.
Las nuevas recomendaciones, denominadas Directrices dietéticas para los estadounidenses 2015-2020, también piden a la gente que limiten el consumo de grasas saturadas a menos de un 10 por ciento de sus calorías diarias, y consumir menos de 2,300 miligramos de sal al día. Eso es un poco menos de una cucharadita de sal.
En general, las directrices enfatizan la adopción de un patrón saludable de alimentación que se adapte al estilo de vida de una persona, en lugar de recomendar cantidades específicas de distintos alimentos, como verduras o carnes.
"Estos patrones pueden adaptarse a las preferencias personales de un individuo, permitiendo a los estadounidenses elegir la dieta adecuada para ellos", señala el informe.
Las directrices incluso ofrecen tres ejemplos de un plan de alimentación saludable que las personas pueden adoptar: una dieta estadounidense saludable, una dieta de estilo mediterráneo y una dieta vegetariana.
El énfasis en un plan de alimentación saludable busca ser más cómodo para los consumidores, facilitando que la gente use las directrices, señalaron los expertos.
"Las directrices dietéticas de 2015 se enfocan en unos hábitos saludables de alimentación, y menos en incluir o eliminar nutrientes individuales", señaló en un comunicado de prensa de la Universidad de Duke Elisabetta Politi, directora de nutrición del Centro de Dieta y Aptitud Física de la universidad. "Esto es esencial, porque la dieta entera influye en la salud y en el riesgo de enfermedad".
"Los estadounidenses deben modificar sus dietas e incluir más alimentos vegetales, como las verduras y las frutas, como se hace en la popular dieta mediterránea, que incluye muchas grasas saludables y granos integrales", añadió. "Las directrices enfatizan el valor de hacer comidas y refrigerios desde cero, en lugar de usar alimentos procesados. Con atajos como las verduras congeladas, o los productos frescos prelavados y empacados, preparar comidas saludables para la familia puede en realidad ser más fácil de lo que la mayoría de personas piensan".
Otro experto alabó las nuevas directrices.
"Ya era hora", comentó el Dr. Mitchell Roslin, jefe de cirugía para la obesidad del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York. "Tanto la comunidad médica como el gobierno tienen cierta responsabilidad por la epidemia de obesidad y diabetes", dijo.
"En un esfuerzo por prevenir la enfermedad cardiaca, proliferó la idea de que si simplemente eliminábamos el colesterol de la dieta, se podían prevenir las enfermedades del corazón", explicó Roslin. "[El] problema es que la mayor parte del colesterol del organismo es producido por el cuerpo, y si se reduce el colesterol y las grasas, la gente tiende a reemplazarlos con carbohidratos. Y así hemos desarrollado una sociedad de adictos a los carbohidratos".
Según las nuevas directrices, un patrón de alimentación saludable incluye:
  • Cualquier tipo de verdura, sobre todo si se come una amplia variedad.
  • Frutas, sobre todo frutas enteras.
  • Granos, de los cuales al menos la mitad sean granos integrales.
  • Lácteos sin grasa o bajos en grasa, entre ellos leche, yogurt, queso y/o bebidas fortificadas de soya.
  • Proteína de una variedad de fuentes, como mariscos y pescados, carnes magras y aves, huevos, frijoles y guisantes, frutos secos y semillas, y productos de soya.
  • Aceites.
Si se consume alcohol, debe ser con moderación: hasta una bebida al día para las mujeres, y hasta dos bebidas al día para los hombres, señalan las directrices.
"Los estadounidenses pueden cumplir con estas recomendaciones siguiendo unos consejos sencillos: comer más alimentos no procesados (sobre todo frutas, verduras y granos enteros), y al eliminar el azúcar no deseado de la dieta, reemplazar esos alimentos por alimentos vegetales, como granos integrales, frutas y verduras", comentó en un comunicado el presidente del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology), el Dr. Kim Allan Williams.
Actualmente, los azúcares añadidos conforman en promedio más del 13 por ciento de las calorías por día en la dieta estadounidense, según el informe federal.
Las bebidas son la principal fuente del azúcar añadido, conformando el 47 por ciento de todos los azúcares añadidos consumidos por los estadounidenses. Éstas incluyen refrescos, bebidas de frutas, el café y el té endulzados, las bebidas energéticas, las bebidas alcohólicas y las aguas con sabores, según el informe.
La mayor parte del resto de los azúcares añadidos en la dieta estadounidense promedio se encuentran en los refrigerios y en los dulces (un 31 por ciento), aunque también pueden ocultarse en alimentos como los granos (un 8 por ciento) y las comidas preparadas (un 6 por ciento).
Las grasas saturadas conforman el 11 por ciento de las calorías en una dieta típica de EE. UU., y menos de un tercio de los estadounidenses limitan su ingesta de grasa saturada a la nueva meta de menos de un 10 por ciento de las calorías diarias, señalan las directrices.
Alrededor del 35 por ciento de las grasas saturadas provienen de la comida preparada, sobre todo la que contiene queso o carne. Esto incluye a las hamburguesas, los sándwiches, los tacos y la pizza. Las grasas saturadas también se encuentran en refrigerios y dulces, los alimentos ricos en proteínas y los productos lácteos, anotó el informe.
Dana Angelo White, profesora clínica asistente de entrenamiento deportivo y medicina del deporte de la Universidad de Quinnipiac en Hamden, Connecticut, dijo que "me encanta ver que estas directrices [dietéticas] actualizadas enfatizan más la mejora de los patrones generales de alimentación. Se trata de metas realistas y alcanzables para que los estadounidenses mejoren sus dietas y su salud a partir de hoy mismo".
Seguir las nuevas directrices podría ayudar a controlar la epidemia de obesidad de EE. UU., añadió Williams.
"Recientemente han habido indicaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. de que el crecimiento de la obesidad se ha nivelado, pero falta mucho trabajo para ayudar a los estadounidenses a volver a un peso más saludable para reducir la enfermedad cardiaca y otros problemas relacionados con la salud", señaló. "Seguir las recomendaciones en las Directrices 2015-2020 de reducir la ingesta de colesterol, grasa y azúcar, ayudará a mejorar la salud de la población estadounidense".
Las Directrices dietéticas también reconocen el importante rol del ejercicio, y recomiendan que las personas cumplan también las Directrices de actividad física federales. Esas directrices recomiendan que los adultos realicen cada semana 2.5 horas de ejercicio aeróbico de intensidad moderada, 1 hora y 15 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad vigorosa, o una combinación de ambas cosas. Las directrices de actividad también recomiendan actividades para fortalecer los músculos al menos dos días por semana.