Saturday, April 30, 2016

Dar azotes: ¿más daños que beneficios?

     
Traducido del inglés: jueves, 28 de abril, 2016
Imagen de noticias HealthDay
MIÉRCOLES, 27 de abril de 2016 (HealthDay News) -- La letra con sangre entra.
Esto no es así, sugiere una nueva revisión que halló que dar azotes no resulta en una mejor conducta y podría hacer que el niño tuviera problemas psicológicos y de aprendizaje más adelante.
"Dar azotes no hace que se consigan los objetivos de los padres", dijo la investigadora principal, Elizabeth Gershoff, psicóloga del desarrollo en la Universidad de Texas, en Austin. "Cuanto más les azotan, más problemas de salud mental tienen los niños. Tienen una menor capacidad cognitiva, y obtienen unas peores puntuaciones en las pruebas de logro".
Otro experto en el desarrollo infantil dijo que los hallazgos del estudio, basados en un análisis de 5 décadas de investigación, deberían dar a los padres algo en qué pensar con respecto al castigo corporal.
"Los padres deben reconsiderar el papel de los azotes como forma de disciplinar a sus hijos", dijo el Dr. Jefry Biehler, jefe de pediatría del Hospital Pediátrico Nicklaus, en Miami, "Pienso que es un estudio muy bueno que respalda la idea de que azotar a los niños no produce buenos resultados".
Aunque la investigación no demuestra una relación de causalidad, dijo Gershoff, "muestra una correlación con unos resultados negativos. Si fuera bueno, habríamos [encontrado] correlaciones en la otra dirección. Pero todas las correlaciones son negativas".
En la revisión, Gershoff y su colega, Andrew Grogan-Kaylor, profesor asociado de trabajo social en la Universidad de Michigan, analizaron 75 estudios que examinaron los azotes. El objetivo era determinar los efectos (tanto a corto como a largo plazo) de azotar a un niño.
Solamente estudiaron los azotes en los que "se pegaba en los glúteos con la palma de la mano", dijo Gershoff, y no los azotes realizados con un objeto, como puede ser una vara. Todos los estudios fueron publicados entre 1961 y 2014, y más de 160,000 niños fueron incluidos en el análisis.
Los investigadores descubrieron que dar azotes se asoció con 13 de los 17 resultados que examinaron, y todos eran negativos. Los resultados incluyeron los niveles de agresividad, los problemas de salud mental y unas peores habilidades de pensamiento, entre otros.
Cuatro resultados (la resistencia inmediata, el abuso de alcohol o de sustancias en la niñez, el abuso de alcohol o de sustancias en la adultez, una autorregulación deficiente) también se asociaron con los azotes, pero la asociación no tuvo suficiente potencia como para considerarse estadísticamente significativa, señaló Gershoff.
Aun así, el 80 por ciento de los padres en todo el mundo azotan a sus hijos, según la información de respaldo del estudio. En Estados Unidos, dijo Gershoff, el porcentaje es ligeramente más alto: aproximadamente un 85 por ciento, según una encuesta nacional reciente.
Los defensores mantienen que dar azotes es una forma efectiva de disciplina, con el argumento de que a ellos les azotaron cuando eran niños y les fue bien.
Pero la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) desaconseja los castigos físicos.
Gershoff afirmó que la mayoría de los padres se sienten frustrados a veces con la conducta de sus hijos, y la mayoría sienten en algún momento que "quieren pegarles. Pero nunca hay una razón para ello. Siempre hay mejores maneras de comunicar nuestra frustración", dijo.
Gershoff mencionó un ejemplo: Cuando un niño no quiere compartir un juguete y le pega a su hermano con él, en primer lugar hay que prestar atención al niño que ha sido golpeado, y luego decirle al otro niño que no está bien hacer daño a las personas. Déjelo sin el juguete durante un tiempo concreto o dígale que si juega bien con su hermano durante la próxima media hora podrá recuperar el juguete.
Biehler se mostró de acuerdo en que los métodos alternativos como el tiempo fuera o las conversaciones son mejores que los azotes. También sugirió a los padres que consulten con su pediatra, que conoce a su hijo, para obtener otras ideas.
Los hallazgos del estudio aparecen en la edición de abril de la revista Journal of Family Psychology.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Elizabeth Gershoff, Ph.D., developmental psychologist and associate professor, human development and family sciences, University of Texas at Austin; Jefry Biehler, M.D., M.P.H., chief, pediatrics, Nicklaus Children's Hospital, Miami; April 2016, Journal of Family Psychology

Friday, April 29, 2016

El trabajo en turnos de noche podría ser duro para el corazón de una mujer


Pero el estudio encontró que el efecto desapareció después de que unas enfermeras dejaran de trabajar en horarios irregulares
     
Traducido del inglés: miércoles, 27 de abril, 2016
Imagen de noticias HealthDay
MARTES, 26 de abril de 2016 (HealthDay News) -- Las mujeres que trabajan en turnos nocturnos rotativos podrían enfrentarse a un ligero aumento en el riesgo de enfermedad cardiaca, sugiere un nuevo estudio.
"Observamos un modesto aumento en el riesgo de enfermedad cardiaca, asociado con una duración más larga del trabajo en turnos nocturnos rotativos, que parece desaparecer después de que se deje de trabajar en turnos", comentó la investigadora líder, Celine Vetter, profesora de medicina del Hospital Brigham and Women's, en Boston.
El aumento del riesgo fue de entre un 15 y un 18 por ciento, en comparación con las mujeres que no trabajaban en turnos nocturnos rotativos, encontró el estudio.
Pero mientras más tiempo pasaba tras dejar de trabajar en turnos nocturnos, más bajo era el riesgo de enfermedad cardiaca, dijo Vetter. Y esto "da más respaldo a la hipótesis de que el riesgo de enfermedad de la arteria coronaria asociado con el trabajo en turnos podría desaparecer con el tiempo cuando las mujeres dejaban de trabajar [en esos] turnos. Se trata de un nuevo hallazgo", dijo.
El trabajo en turnos nocturnos rotativos se define como tres o más turnos nocturnos al mes, además de turnos durante el día y en la tarde.
El informe se publicó en la edición del 26 de abril de la revista Journal of the American Medical Association.
Aunque el estudio no puede probar que trabajar en turnos nocturnos rotativos provoque enfermedades cardiacas, los resultados concuerdan con hallazgos anteriores, anotó Vetter.
"Es posible que los distintos turnos de trabajo conlleven un riesgo distinto. Y tenemos muy poca información sobre los horarios exactos, además del horario de entrada y de salida", añadió.
"Se necesitan más estudios que recojan ese nivel de detalle para que podamos comprender mejor qué aspectos del trabajo en turnos son los más críticos", planteó Vetter. "Tampoco comprendemos bien quién tiene el mayor riesgo".
Las características individuales, como el cronotipo (el ritmo biológico intrínseco de un individuo) y las variaciones en los patrones y la calidad del sueño podrían afectar al riesgo, sugirieron los investigadores.
"Aunque solo pocas mujeres tuvieron un aumento en el riesgo, y aunque el riesgo absoluto asociado con el trabajo en turnos es bajo, y la contribución del trabajo en turnos a la enfermedad de la arteria coronaria es modesta, se trata de un factor modificable, y cambiar los horarios podría ayudar a prevenir la enfermedad de la arteria coronaria", comentó Vetter.
Para precisar el efecto de trabajo en turnos sobre la enfermedad cardiaca, Vetter y sus colaboradores recolectaron datos sobre casi 189,000 mujeres que participaron en el Estudio de las enfermeras I y II. Todas las mujeres del estudio reportaron su exposición de por vida al turno nocturno rotativo.
Las mujeres también reportaron su salud cardiaca, incluyendo si se habían hecho un angiograma que encontrara dolor de pecho relacionado con el corazón, un ataque cardiaco, o procedimientos como una angioplastia, una cirugía de derivación cardiaca o dilatadores (stents).
Los investigadores usaron los expedientes médicos y los certificados de defunción para confirmar cualquier ataque cardiaco reportado por las mismas mujeres o fallecimientos. Las mujeres también completaron cuestionarios sobre sus factores de riesgo conocidos de enfermedad cardiaca cada dos a cuatro años durante el periodo del estudio, de 24 años. En ese tiempo, más de 10,000 mujeres desarrollaron enfermedad cardiaca, según los hallazgos.
Para aislar el efecto del trabajo en turnos, los investigadores tomaron en cuenta la cantidad de factores de riesgo conocidos de la enfermedad cardiaca, como fumar, una mala dieta, la falta de actividad física y el peso. Incluso tras controlar esos factores de riesgo, se observó un aumento modesto en el riesgo de enfermedad cardiaca con una duración más larga de trabajo en turnos nocturnos rotativos.
"Ya se había mostrado que el trabajo en turnos nocturnos rotativos se asocia con un mayor riesgo de diabetes y enfermedad cardiovascular [del corazón]", comentó el Dr. Gregg Fonarow, profesor de cardiología de la Universidad de California, en Los Ángeles, que no participó en el nuevo estudio.
"Los mecanismos que subyacen a esta asociación entre el trabajo en turnos nocturno y los eventos cardiovasculares, junto con la identificación de estrategias para mitigar ese riesgo, ameritan más estudios", enfatizó.

Thursday, April 28, 2016

Las mastectomías que conservan el pezón parecen seguras para las mujeres con un riesgo alto, según un estudio


Las cirugías de seno preventivas que dejan intacto el pezón no aumentan el riesgo de cáncer de mama, según unos investigadores
     
Robert Preidt
Traducido del inglés: martes, 26 de abril, 2016
Imagen de noticias HealthDay
LUNES, 25 de abril de 2016 (HealthDay News) -- La extirpación preventiva del seno (mastectomía) que conserva el pezón y la piel circundante podría ser tan efectiva en la prevención del cáncer de mama para las mujeres con un riesgo alto como las cirugías más invasivas, sugiere un nuevo estudio.
El estudio contó con 348 mujeres con mutaciones genéticas del BRCA que aumentan el riesgo de cáncer de mama. Se sometieron a mastectomías preventivas que conservan el pezón entre 1968 y 2013. A 203 de estas mujeres se les extirparon ambos senos (mastectomía bilateral) y a 145 se les extirpó un seno de forma preventiva después de la aparición de un cáncer en el otro seno.
Entre 3 y 5 años después de la cirugía, ninguna de las mujeres que se sometieron a la mastectomía bilateral con conservación del pezón desarrolló un cáncer de mama en ningún lugar. No apareció ningún cáncer de seno en la piel, en el pezón o en los nódulos linfáticos restantes en el lado de la extirpación del seno.
Siete mujeres fallecieron de cáncer de mama durante el seguimiento. Todas tenían un cáncer de mama previo o simultáneo en el momento de la cirugía, y el estado tardío de su enfermedad se atribuyó a ese cáncer, según el estudio, que será presentado en la reunión anual de la Sociedad Americana de Cirujanos de Mama (American Society of Breast Surgeons), en Dallas.
Los hallazgos muestran que las mastectomías que conservan el pezón, que dejan a las mujeres con unos senos que parecen más naturales que otras mastectomías, podrían ser efectivas en la reducción del riesgo de cáncer de mama en las mujeres con mutaciones del BRCA, indicaron los investigadores.
"La mastectomía que conserva el pezón está siendo cada vez más aceptada debido a sus mejores resultados estéticos, pero siguen habiendo algunos sectores de la comunidad médica que se muestran escépticos respecto a si es la decisión adecuada para la población con mutaciones del BRCA", dijo el autor principal del estudio, el Dr. James Jakub, cirujano del seno en la Clínica Mayo, en Rochester, Minnesota.
"Se trata del estudio más grande de este tipo que ha abordado esta controversia, y muestra que la mastectomía que conserva el pezón es tan efectiva para la prevención del cáncer de mama como la mastectomía tradicional", dijo en un comunicado de prensa de la clínica.
"No hay duda de que esta opción de la mastectomía que conserva el pezón a menudo puede proporcionar un resultado estético magnífico y podría hacer que resultara más fácil tomar esta medida preventiva para las mujeres que están en riesgo", dijo Jakub.
"Aunque se conserve el pezón, desafortunadamente no puede ser estimulado o excitado. A pesar de eso, los estudios que observan el impacto de la cirugía para reducir el riesgo sobre la calidad de vida, la satisfacción y las relaciones sexuales, sugieren que ser capaz de preservar la estética y la imagen corporal puede mejorar todos estos factores", concluyó.
Como los hallazgos estaban programados para presentarse en una reunión médica, se deben considerar preliminares hasta que sean publicados en una revista médica revisada por profesionales.

Wednesday, April 27, 2016

SINTIENDO QUE SE QUEMA

Reconozca los síntomas de alerta de una enfermedad mental



No siempre es fácil reconocer la diferencia entre cuáles son las conductas previstas y cuáles podrían ser los síntomas de una enfermedad mental. No hay una prueba sencilla que permita que alguien sepa si existe una enfermedad mental o si determinadas acciones y pensamientos son conductas típicas de una persona o el resultado de una enfermedad física.
Cada enfermedad tiene su propio grupo de síntomas, pero entre los síntomas frecuentes de enfermedad mental en adultos y adolescentes se pueden incluir los siguientes:
  • Preocupaciones o miedos excesivos
  • Demasiada sensación de tristeza o decaimiento
  • Confusión o problemas para concentrarse y aprender
  • Cambios extremos en el ánimo, incluso episodios de bienestar incontrolable o de euforia
  • Sentimientos prolongados o fuertes de irritabilidad o ira
  • Falta de interés por los amigos y las actividades sociales
  • Dificultades para entender o relacionarse con otras personas
  • Cambios en los hábitos del sueño o sensación de cansancio y energía baja
  • Cambios en los hábitos alimenticios, como aumento del hambre o falta de apetito
  • Cambios en el deseo sexual
  • Dificultad para percibir la realidad (delirios o alucinaciones, en los que una persona ve y siente cosas que no existen en la realidad objetiva)
  • Incapacidad de percibir cambios en la personalidad, la conducta o los sentimientos propios (“falta de introspección” o anosognosia)
  • Abuso de sustancias como alcohol o drogas
  • Múltiples dolencias físicas sin causa aparente (por ejemplo, dolores de cabeza, dolores estomacales, molestias inespecíficas y continuas)
  • Pensamientos suicidas
  • Imposibilidad de llevar a cabo las actividades diarias o de controlar el estrés y los problemas cotidianos
  • Gran miedo de aumentar de peso o muchos problemas con el aspecto (principalmente en los adolescentes)
Las condiciones de salud mental también pueden empezar a desarrollarse en niños pequeños. Debido a que todavía están aprendiendo a identificar y a hablar sobre sus pensamientos y emociones, los síntomas más evidentes son conductuales. Entre los síntomas en los niños, pueden incluirse los siguientes:
  • Cambios en el desempeño escolar
  • Preocupación o ansiedad excesiva, por ejemplo, pelearse para evitar ir a la cama o a la escuela
  • Conducta hiperactiva
  • Pesadillas frecuentes
  • Desobediencia o agresión frecuentes
  • Rabietas frecuentes

Dónde obtener ayuda

No tenga miedo de buscar ayuda si usted o alguien que conoce la necesitan. Uno de los primeros pasos más importantes es aprender todo lo que pueda sobre salud mental.
Comuníquese con su seguro de salud, con su médico general o con las autoridades de salud mental estatales o nacionales para obtener más recursos.
Comuníquese con la línea de ayuda de NAMI para conocer los servicios y los medios de apoyo disponibles en su comunidad. 
Si usted o alguien que conoce necesita ayuda ahora mismo, llame de inmediato a la línea de ayuda nacional para prevención del suicidio al 1-800-273-8255 o llame al 911.

Al recibir el diagnóstico


Conocer los síntomas de alerta puede ayudarlo a decidir si necesita hablar con un profesional. Para muchas personas, el diagnóstico preciso es el primer paso en el plan de tratamiento.
A diferencia de la diabetes o el cáncer, no hay una prueba médica que pueda diagnosticar con precisión la presencia de una enfermedad mental. Un profesional de salud mental usará el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, publicado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, para evaluar los síntomas y hacer un diagnóstico. El manual publica criterios, que incluyen sentimientos, conductas y límites temporales, para diagnosticar oficialmente una condición de salud mental.
Después del diagnóstico, un proveedor de atención médica puede desarrollar un plan de tratamiento que incluya medicamentos, terapia u otros cambios en el estilo de vida.

Cómo hallar un tratamiento

Conseguir una diagnosis es justo el primer paso; saber sus propias preferencias y metas es también importante. Los tratamientos para la enfermedad mental varían según el diagnóstico y la persona. No hay un tratamiento único para todos. Las opciones del tratamiento pueden incluir la ayuda de la medicación, del asesoramiento (terapia), sociales y la educación.
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Esta temporada (y siempre), el rojo y el negro están 'de moda' para las chinches


Los bichos tienen una fuerte preferencia por esos colores en los dormitorios, en lugar del verde y el amarillo, encontró un estudio
     
Robert Preidt
Traducido del inglés: lunes, 25 de abril, 2016
Imagen de noticias HealthDay
LUNES, 25 de abril de 2016 (HealthDay News) -- Las chinches tienen colores favoritos, descubrió una nueva investigación.
En una serie de experimentos, los investigadores notaron que los pequeños chupadores de sangre preferían el rojo y el negro, y evitaban el verde y el amarillo.
¿Significa esto que ha llegado el momento de redecorar su habitación con esos colores que no les gustan a las alimañas?
Es probable que sea demasiado pronto para eso, señaló en un comunicado de prensa de la Sociedad Americana de Entomología (Entomological Society of America) la coautora del estudio, Corraine McNeill, del Union College en Lincoln, Nebraska.
McNeil dijo que ofrecer consejos sobre los colores de sábanas que las personas utilizan "sería abusar un poco de los resultados. Creo que usar colores para monitorizar y prevenir las chinches tendrían que aplicarse específicamente a algún tipo de trampa, y tendría que usarse junto con otra estrategia de control".
"No sé si llegaría a desaconsejar maletas o sábanas rojas, pero la investigación aun no se ha realizado, así que en realidad no podemos descartarlo del todo", añadió.
Los hallazgos aparecen en la edición del 25 de abril de la revista Journal of Medical Entomology.
Los expertos creían que las chinches se esconderían en cualquier lugar, pero este estudio mostró que eligen un escondite según el color cuando se mueven en la luz.
"Originalmente creíamos que las chinches podrían preferir el rojo porque es el color de la sangre de la que se alimentan", dijo McNeill. "Pero tras hacer el estudio, pensamos que el motivo principal de que prefieran los colores rojos es porque las chinches mismas parecen rojas, así que acuden a estos [escondites] porque quieren estar con otras chinches, y se sabe que viven en aglomeraciones", explicó.
Quizá eviten los amarillos y los verdes porque esos colores parecen áreas muy iluminadas.
McNeill sugirió que los hallazgos podrían algún día ayudar a conducir a mejores formas de controlar las chinches.

Tuesday, April 26, 2016

El alcohol y la carne procesada podrían aumentar el riesgo de cáncer de estómago


El exceso de peso también parece aumentar las probabilidades de la enfermedad, y el riesgo se incrementa a medida que esos tres factores suben, informan unos investigadores
     
Traducido del inglés: viernes, 22 de abril, 2016
Imagen de noticias HealthDay
MIÉRCOLES, 20 de abril de 2016 (HealthDay News) -- El alcohol, las carnes procesadas (como las salchichas, el jamón y la tocineta) y el exceso de peso podrían aumentar el riesgo de una persona de cáncer de estómago, encuentra una revisión reciente.
Además, el riesgo parece aumentar a medida que una persona bebe más alcohol, come más carne procesada o sube más de peso, afirma la revisión.
Fue publicada el miércoles por el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer y el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer.
La revisión concluye que en Estados Unidos más o menos uno de cada siete casos de cáncer de estómago se podría prevenir si las personas no bebieran más de tres copas de alcohol al día, no comieran carne procesada y mantuvieran un peso saludable. Eso es aproximadamente 4,000 casos de cáncer de estómago cada año.
"Este es el primer informe que encuentra una evidencia firme de estos vínculos", señaló Alice Bender, directora de los programas de nutrición del instituto oncológico. "Hay cosas que podemos hacer para reducir el riesgo de cáncer. Hay opciones que elegimos cada día que pueden hacer una diferencia".
Pero el informe no demostró que esos factores aumenten el riesgo de cáncer de estómago, sino que solo mostró una asociación.
El informe sugiere que:
  • Tres o más bebidas alcohólicas diarias todos los días aumentan el riesgo de cáncer de estómago. Una bebida estándar es de 12 onzas (355 mililitros) de cerveza, 5 onzas (148 ml) de vino o 1.5 onzas (44 ml) de licor destilado, según los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU.
  • Por cada 1.8 onzas (51 gramos) de carne procesada consumidas al día (el equivalente de una salchicha o dos rebanadas de mortadela) el riesgo de cáncer en la parte inferior del estómago aumenta en un 18 por ciento.
  • Cada aumento de cinco unidades en el índice de masa corporal (el IMC, una proporción entre el peso y la estatura) provoca un aumento del 23 por ciento en el riesgo de cáncer de la parte superior del estómago.
El cáncer de estómago es el quinto cáncer más común en el mundo, la tercera causa más común de muerte por cáncer, según el informe. Tan solo el pasado octubre, la Organización Mundial de la Salud determinó que la carne procesada provoca cáncer.
Cada año se registran casi un millón de casos nuevos de cáncer de estómago, conformando el 7 por ciento de todos los casos nuevos de cáncer. La tasa de supervivencia a cinco años es del 25 al 28 por ciento, mayormente porque los síntomas solo aparecen en una etapa avanzada, según el informe.
Los hombres tienen el doble de probabilidades que las mujeres de desarrollar cáncer de estómago, que es más común entre las personas de edad avanzada. La edad promedio del diagnóstico en Estados Unidos es de 72 años, añadía el informe.
En el informe, los investigadores combinaron y analizaron todos los datos científicos disponibles sobre el cáncer de estómago, la dieta, la actividad física y el peso. El análisis incluyó a 89 estudios que cubrieron a 17.5 millones de adultos, entre ellos 77,000 con cáncer de estómago.
"En general no se puede tomar el resultado de un solo estudio como evidencia. Hay que buscar patrones", apuntó la coautora del estudio, la Dra. Anne McTiernan, epidemióloga del Centro de Investigación sobre el Cáncer Fred Hutchinson, en Seattle. "Al combinar toda esta evidencia, de verdad se puede ver qué aspecto tienen estas asociaciones".
Los investigadores dieron un paso adicional al observar la forma en que estos factores de riesgo afectaban a dos tipos distintos de cáncer de estómago: los cánceres de la parte superior del estómago (cerca del esófago) y los cánceres de la parte inferior del estómago.
El sobrepeso y la obesidad parecen aumentar el riesgo de cáncer de la parte superior del estómago, posiblemente debido a que el exceso de peso provoca reflujo ácido e irrita al revestimiento de la parte superior del estómago y al esófago, explicaron McTiernan y Bender.
También es posible que el exceso de grasa aumente el riesgo de cáncer porque promueve la liberación de hormonas como la insulina, los factores de crecimiento humanos y otras sustancias inflamatorias en el torrente sanguíneo, añadieron.
Por otro lado, el alcohol y la carne procesada parecen aumentar sobre todo el riesgo de cáncer de la parte inferior del estómago, encontró el informe.
Las carnes procesadas contienen conservantes como nitratos y sal, o productos secundarios como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH) cuando se ahúman. Se han vinculado antes con el riesgo de cáncer, según McTiernan y Bender.
"No podemos precisar ninguna cosa en particular, pero hay varios mecanismos plausibles de por qué la carne procesada aumentaría el riesgo de cáncer de estómago", dijo Bender.
El alcohol también se ha asociado con el riesgo de otros tipos de cáncer, añadió McTiernan. Bender anotó que el alcohol podría funcionar como un disolvente que ayude a los carcinógenos a entrar en las células de las personas, o que el cuerpo podría descomponer el alcohol en sustancias que favorecen al cáncer.
Quizá la gente deba considerar la carne procesada como una indulgencia ocasional, en base a estos hallazgos, planteó Marji McCullough, directora estratégica de epidemiología nutricional de la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society).
"Las personas deben reducir su consumo de carne procesada y considerarla más como algo que comen en ocasiones, y no como parte regular de su dieta", dijo.
Por otro lado, las directrices actuales ya restringen el consumo de alcohol a una bebida por día en las mujeres, y a dos bebidas al día en los hombres, de forma que las personas que se atengan a eso no tendrían que cambiar sus hábitos.
"Si se siguen las directrices actuales de prevención del cáncer, eso sin duda sería coherente con este informe", enfatizó McCullough.
Los expertos no se pusieron de acuerdo en si estos factores de riesgo individuales pueden combinarse para aumentar las probabilidades de una persona de desarrollar cáncer del estómago. Por ejemplo, ¿estaría una persona que bebe alcohol y come carne procesada en un riesgo más alto que una persona que solo bebe?
McTiernan señaló que los factores de riesgo con frecuencia se solapan. Por ejemplo, los bebedores son más propensos a fumar. "Diferenciar esas cosas puede resultar difícil", dijo, dificultando determinar si el riesgo se acumula o no.
Pero varios estudios han mostrado que si las personas adoptan múltiples estrategias para reducir el cáncer en su vida diaria, tienen un riesgo más bajo de desarrollar un cáncer o de morir por esa causa que las personas que solo adoptan una única estrategia, comentó McCullough.
"Sí parece que mientras más cosas saludables uno haga, mayor es el beneficio en términos de reducir el riesgo", dijo.

Agobiar a sus hijos por el peso podría ser contraproducente


Los niños aumentaban de peso si los padres pensaban que tenían un peso excesivo, sugiere una investigación
     
Traducido del inglés: viernes, 22 de abril, 2016
Imagen de noticias HealthDay
JUEVES, 21 de abril de 2016 (HealthDay News) -- Cuando los padres creen que sus hijos tienen sobrepeso (independientemente de si lo tienen o no) es probable que esos niños aumenten de peso, según un estudio reciente.
"La percepción de los padres podría ser algo así como una profecía autocumplida", dijo la coautora del estudio, Angelina Sutin, profesora asistente en el departamento de ciencias conductuales y medicina social del Colegio de Medicina de la Universidad Estatal de Florida, en Tallahassee.
Pero, ¿no deberían los padres darse cuenta de que sus hijos tienen un peso demasiado alto y hacer algo al respecto?
No necesariamente, comentaron los investigadores. Los niños con sobrepeso aumentaron menos peso si sus padres pensaban que tenían un peso normal, según el estudio.
"En este caso, la percepción errónea podría ser protectora", indicó Sutin.
Los hallazgos del estudio fueron publicados en línea el 21 de abril en la revista Pediatrics. Aunque el estudio encontró un vínculo entre la percepción de los padres y el peso de sus hijos, no se diseñó para probar causalidad.
Sutin dijo que ella y un colega se inspiraron en estudios que habían descubierto que "los adultos que se perciben a sí mismos como personas con sobrepeso tienden a ganar más peso a lo largo del tiempo que los adultos que se perciben a sí mismos como personas con un peso normal", independientemente de cuál sea su peso inicial.
En el nuevo estudio, los investigadores observaron los resultados de un proyecto de investigación australiano que dio seguimiento a más de 3,500 niños y a sus padres. "El proyecto siguió a los niños en intervalos de dos años desde los 4 y 5 años hasta los 12 y 13 años. Los padres (el 97 por ciento de los casos, las madres) respondieron a las preguntas sobre cómo percibían el peso de sus hijos.
Cuando tenían entre 4 y 5 años, tres cuartas partes de los niños tenían un peso saludable. El 20 por ciento en realidad tenían sobrepeso u obesidad, pero sus padres generalmente pensaban que tenían un peso normal, descubrieron los investigadores.
A lo largo del tiempo, "los niños que habían sido clasificados en la categoría de sobrepeso, aumentaron más de peso si sus padres los percibían como niños con sobrepeso", dijo Sutin.
El estudio que los investigadores revisaron no tenía información específica sobre la cantidad peso extra que habían aumentado. Sutin dijo que puede ser "difícil de cuantificar porque los niños todavía están creciendo y el significado del aumento de peso en la niñez varía según la estatura".
El estudio se basó en la medición que más frecuentemente se usa: el índice de masa corporal (IMC). El IMC proporciona un estimado aproximado de la grasa corporal de una persona según la estatura y el peso, y para los niños, también incluye la edad y el sexo.
Pero el estudio tampoco especificó cuánto aumentó el IMC cuando los padres percibían que los niños tenían sobrepeso. En lugar de eso, el estudio simplemente sugirió que existe una conexión entre las percepciones de los padres y un aumento de peso adicional cuando un padre cree que su hijo tiene sobrepeso.
Los investigadores no encontraron ninguna conexión con el peso de los padres. Pero tampoco disponían de ninguna información sobre cómo los padres percibían su propio peso.
¿Qué es lo que los investigadores piensan que podría estar en juego?
"Una explicación podría ser que cuando los padres perciben que sus hijos tienen sobrepeso, quizá sean menos propensos a monitorizar la ingesta de alimentos y la actividad física de sus hijos", especuló Sutin.
"En la adultez, los individuos que se sienten estigmatizados por su peso tienden a comer en exceso y a evitar la actividad física. Quizá en la niñez estén operando unos mecanismos similares. E incluso si los padres intentan limitar la ingesta de comida de sus hijos, éstos podrían rebelarse y por tanto comer más", añadió.
Dustin Duncan, profesor asistente en el departamento de salud de la población en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, respaldó el estudio. Al igual que Sutin, comentó que no está clara la razón por la que las percepciones de los padres sobre el sobrepeso de los hijos podrían hacerse realidad.
Es posible, dijo, que las obsesiones de los padres sobre el peso podrían pasar a sus hijos, a través de una mala salud mental y unas "estrategias de afrontamiento" deficientes, como comer en exceso.
Duncan advirtió que, dado que se trata de un solo estudio, los padres no deberían alterar el modo en que perciben el peso de sus hijos en función de los hallazgos de este estudio.
Hay pocas investigaciones sobre cuáles son las mejores maneras en que los padres pueden abordar el peso de sus hijos, dijo. Se necesitan más estudios para ayudar a los padres a comprender cuál es el mejor modo de comunicarse con sus hijos sobre los problemas de peso, añadió.
Mientras tanto, ¿qué pueden hacer los padres?
"Los padres deberían hablar con sus hijos sobre lo que significa estar sano, en lugar de centrarse específicamente en el peso", recomendó Sutin.
"Podría ser más efectivo para los padres hablar sobre la importancia de una comida saludable y de la actividad física para la salud general, y ofrecer muchas oportunidades para ambas cosas a sus hijos en su vida cotidiana, en lugar de centrarse específicamente en el peso", planteó.