Saturday, February 27, 2016

Una mente y un cuerpo activos combaten el Alzheimer, pero solo hasta cierto punto


Un estudio sugiere que ese tipo de estilo de vida no reduce los marcadores de la enfermedad en el cerebro de la mayoría de personas
     
Robert Preidt
Traducido del inglés: jueves, 25 de febrero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
MIÉRCOLES, 24 de febrero de 2016 (HealthDay News) -- Hay bastantes evidencias que sugieren que las personas que son activas social, intelectual y físicamente podrían prevenir la enfermedad de Alzheimer. Pero un nuevo estudio muestra que esos esfuerzos podrían mantener la demencia a raya solo hasta cierto punto.
Ejercitar la mente y el cuerpo podría retrasar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer, dijeron los investigadores, pero en la mayoría de las personas no ralentiza los cambios cerebrales subyacentes vinculados con la enfermedad.
El estudio fue dirigido por Prashanthi Vemuri, de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota. Su equipo se centró en casi 400 personas de a partir de 70 años de edad. Aunque ninguno de los participantes tenía demencia, 53 habían experimentado deterioros leves en sus capacidades mentales.
El equipo de Vemuri dividió a los participantes en dos grupos: los que tenían más de 14 años de escolarización y los que tenían menos.
Cada participante se sometió a escáneres cerebrales para evaluar las señales de enfermedad de Alzheimer, y también se les preguntó sobre sus niveles de actividad mental y física.
En general, los trabajos, la actividad mental y física y la educación de los participantes en la mediana edad parecieron tener entre poco y ningún efecto sobre los niveles de acumulación de placas de proteína amiloidea en el cerebro, un factor que hace mucho que se asocia con la enfermedad de Alzheimer. Los niveles de actividad física o mental también parecieron tener un impacto reducido en el volumen del cerebro o el metabolismo del azúcar (el uso de energía) del cerebro, señalaron los investigadores.
Pero los hallazgos fueron distintos en una minoría de los participantes, las personas con un gen vinculado con el Alzheimer llamado APOE4. Alrededor del 20 por ciento de las personas portan ese gen, anotó el equipo de Vemuri.
En ese subgrupo, las personas que tenían unos niveles educativos altos y que habían seguido aprendiendo durante todas sus vidas tenían menos placa amiloidea, en comparación con las que tenían unos niveles educativos altos que no siguieron esforzando la mente.
El estudio aparece en la edición en línea del 24 de febrero de la revista Neurology.
"Estudios recientes han mostrado resultados conflictivos sobre el valor de la actividad física y mental en relación con el riesgo de desarrollar enfermedad de Alzheimer, y notamos que los niveles educativos diferían en esos estudios", dijo Vemuri en un comunicado de prensa de la revista.
"Cuando observamos específicamente el nivel de aprendizaje durante toda la vida, hallamos que los portadores del gen APOE4 que tenían un nivel educativo más alto y que siguieron aprendiendo durante la mediana edad presentaban menos deposición amiloidea en las imágenes, cuando se les comparó con los que no continuaron con la actividad intelectual en la mediana edad", comentó.
¿Y qué pasa con los hallazgos más bien decepcionantes sobre las personas sin el gen APOE4? Vemuri cree que esas personas de cualquier forma deben hacer ejercicio y realizar actividades mentalmente estimulantes como leer, jugar juegos y usar computadoras.
"Hay evidencias sustanciales de que esas actividades ayudan a retrasar el inicio de los problemas de memoria y pensamiento", comentó. "Lo que no sabemos es cómo funciona el proceso".
Y en este tipo de estudio es imposible separar causa y efecto, añadió Vemuri. Por ejemplo, dijo, es posible que la relación funcione incluso a la inversa. "Quizá los que no siguieron con la actividad intelectual en la mediana edad no lo hicieron porque tenían niveles más altos de placas amiloideas", comentó.
Dos expertos en Alzheimer se mostraron de acuerdo en que no se ha dicho la última palabra sobre el tema.
"Las conclusiones [de este estudio] son limitadas, y podrían solo aplicar a los que portan el gen APOE4", dijo el Dr. Irving Gomolin, jefe de medicina geriátrica del Hospital de la Universidad de Winthrop en Mineola, Nueva York. "Dicho esto, la estimulación intelectual raras veces hace daño y puede aumentar la sensación general de bienestar".
La Dra. Gisele Wolf-Klein, directora de educación geriátrica de Northwell Health en New Hyde Park, Nueva York, se mostró de acuerdo en que, según los datos del nuevo estudio, un estilo de vida mental y físicamente activo solo tiene un efecto "mínimo" sobre los marcadores subyacentes de enfermedad de Alzheimer en la persona promedio.
Pero el beneficio para las personas con el gen APOE4 fue notable, dijo Wolf-Klein, y de cualquier forma se debe animar a todo el mundo "a participar en actividades cognitivas [intelectuales] en la mediana edad".

Friday, February 26, 2016

El declive de los sentidos afecta a casi todas las personas mayores, encuentra un estudio


Los investigadores señalan que las pérdidas en el gusto y el tacto son las más comunes
     
Robert Preidt
Traducido del inglés: miércoles, 24 de febrero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
MARTES, 23 de febrero de 2016 (HealthDay News) -- Casi todos los adultos mayores de EE. UU. experimentan un declive relacionado con la edad en al menos uno de sus sentidos, halla un estudio reciente.
Los investigadores evaluaron a más de 3,000 personas de 57 a 85 años de edad, y hallaron que el 94 por ciento tenían un problema con al menos uno de los cinco sentidos: el gusto, el olfato, el oído, la vista o el tacto.
Casi el 40 por ciento tenían problemas con dos sentidos, y el 28 por ciento tenían problemas con tres o más sentidos, halló el estudio.
"Sabemos que el deterioro sensorial es común, y con frecuencia anuncia problemas graves de salud como el declive cognitivo [mental] o las caídas, además de problemas más sutiles como quemaduras provocadas por la falta de sensibilidad en el tacto, intoxicaciones con alimentos que no se detectan por la pérdida del olfato y del gusto, e inhalación de humo por la pérdida del olfato", comentó el autor del estudio, el Dr. Jayant Pinto.
"Estos hallazgos nos dan una mejor idea de la prevalencia de la pérdida multisensorial, un primer paso hacia aprender más sobre qué hace que los sentidos se deterioren", dijo Pinto, profesor asociado de cirugía de la Universidad de Chicago, en un comunicado de prensa de la universidad.
El problema más común fue una reducción en el sentido del gusto. Casi tres cuartas partes de los participantes del estudio experimentaron una reducción en el gusto. En casi una cuarta parte de los voluntarios del estudio el sentido del gusto se calificó como regular, y en casi la mitad como malo.
Los declives en el sentido del tacto también fueron comunes. Los investigadores hallaron que el 38 por ciento de los participantes del estudio solo tenían un sentido del tacto regular, mientras que el 32 por ciento tenían un sentido del tacto malo.
Alrededor del 64 por ciento de los participantes del estudio tenían un declive importante en al menos un sentido, y el 22 por ciento presentaban declives importantes en dos o más sentidos, según el estudio.
Las reducciones en varios sentidos se asociaron firmemente con la edad, el sexo y la raza, informaron los autores del estudio en la edición de febrero de la revista Journal of the American Geriatrics Society.
Como se anticipaba, las personas de más edad eran las que más déficits sensoriales tenían. Los hombres tenían a tener peores problemas de oído, olfato y gusto, pero mejor vista, que las mujeres. Los negros puntuaron más bajo que las demás razas en todos los sentidos, excepto el oído. Los hispanos tenían una peor visión, tacto y olfato, pero su sentido del gusto era mejor, indicaron los hallazgos del estudio.
Las causas posibles de declives relacionados con la edad en los sentidos incluyen la degeneración de los nervios, factores ambientales o una susceptibilidad genética, sugirieron los investigadores.
"Debemos comprender la biología que subyace a los vínculos entre la edad y la pérdida sensorial, y diseñar mejores formas de prevenir su declive", planteó Pinto. "Las personas que cuidan a los adultos mayores, como los familiares, cuidadores y médicos, deben prestar atención de cerca a los deterioros en la vista, el oído y el olfato".

Tuesday, February 23, 2016

Según un estudio, sacar al paciente de la cama poco después de un ACV es una buena medicina


El movimiento temprano y frecuente reduce el riesgo de complicaciones graves en los adultos mayores, encuentran unos investigadores
     
Robert Preidt
Traducido del inglés: viernes, 19 de febrero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
MIÉRCOLES, 17 de febrero de 2016 (HealthDay News) -- Para los pacientes hospitalizados por un accidente cerebrovascular (ACV), quizá sea bueno que los saquen de la cama durante periodos frecuentes, pero breves, de movimiento, informan unos investigadores.
Los autores australianos del estudio observaron a más de 2,100 pacientes en la unidad de ACV de un hospital, y hallaron que hacer que salieran de la cama y se movieran poco después de su ACV era beneficioso para ellos.
Cuanto mayor era la frecuencia con que se hacía, mejor era su recuperación física y más probabilidades tenían de recuperar su independencia tres meses tras el ACV, según el estudio.
Pero los investigadores encontraron que las sesiones solo eran efectivas cuando eran breves. Aumentar la duración de cada sesión redujo las probabilidades de que los pacientes fueran independientes en un plazo de unos pocos meses.
Algunos expertos han planteado preocupaciones sobre la seguridad de sacar a los pacientes de la cama poco después de un ACV, pero los investigadores no hallaron evidencias de que hacerlo aumentara el riesgo de problemas graves.
El movimiento temprano y frecuente fuera de la cama ayudó a reducir el riesgo de complicaciones graves en los pacientes de 65 a 80 años de edad, según la autora líder, Julie Bernhardt, directora de la división de accidente cerebrovascular del Instituto de Neurociencias y Salud Mental Florey en Victoria, y sus colaboradores.
El estudio se presentó el miércoles en la reunión anual de la Asociación Americana del Accidente Cerebrovascular (American Stroke Association), en Los Ángeles. Las investigaciones presentadas en reuniones médicas por lo general se consideran preliminares porque no se han sometido al mismo escrutinio que los estudios publicados en revistas médicas.

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Friday, February 19, 2016

A los niños con sobrepeso y obesos les va peor en las UCI de los hospitales, halla un estudio


Los investigadores no están seguros de si el equipo o los procedimientos de dosificación no concuerdan, o si el exceso de peso es un factor
     
Traducido del inglés: miércoles, 17 de febrero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
MARTES, 16 de febrero de 2016 (HealthDay News) -- Los niños con sobrepeso u obesos podrían tener hasta un 57 por ciento más de probabilidades de morir en la unidad de cuidados intensivos (UCI) pediátricos, indica un estudio reciente.
"Junto al aumento de peso hay un aumento del riesgo de morir", advirtió el autor del estudio, el Dr. Patrick Ross, especialista en cuidados críticos del Hospital Pediátrico de los Ángeles.
Pero todos los niños de la UCI tuvieron un riesgo general de muerte bajo, ya que apenas el 2.5 por ciento fallecieron durante el tratamiento. Y el estudio no probó que el exceso de peso provocara el aumento en el riesgo de muerte, sino que solo halló una asociación, añadieron los investigadores.
El patrón de un riesgo más alto de muerte apareció en niños de incluso apenas de 1 año de edad y en los niños que tenían sobrepeso pero no eran obesos, dos hallazgos que resultaron "algo sorprendentes", dijo Amanda Staiano, directora del Laboratorio de Obesidad Pediátrica y Conducta de la Salud del Centro de Investigación Biomédica Pennington de la Universidad de Luisiana, en Baton Rouge.
"Incluso antes de que los niños llegaran a la obesidad, observamos una relación entre el peso y la mortalidad", apuntó Staiano, vocera de la Sociedad de la Obesidad (Obesity Society).
Los procedimientos y el equipamiento de las UCI podrían estar contribuyendo al aumento en el riesgo de muerte, apuntaron Ross y Staiano, o quizá el exceso de peso sea mucho más nocivo para la salud de un niño de lo que se pensaba.
Casi el 17 por ciento de los niños y adolescentes de entre 2 y 19 años de edad son obesos en Estados Unidos, dijeron los autores del estudio en la información de respaldo. Pero hasta ahora, nadie había observado cómo la obesidad podría afectar las probabilidades de un niño que lucha por su vida en una unidad de cuidados intensivos.
Para el estudio, Ross y sus colaboradores reunieron información sobre más de 127,000 pacientes de UCI pediátricas de una base de datos internacional, con casos que abarcaban desde enero de 2009 hasta marzo de 2013.
Hallaron que los niños con exceso de peso tenían entre un 18 y un 57 por ciento más de probabilidades de fallecer mientras recibían cuidados críticos.
Los niños con falta de peso también parecían tener un mayor riesgo de morir. Pero ese hallazgo perdió su significación estadística después de que los investigadores tuvieran en cuenta factores como la gravedad de la enfermedad u otros problemas adicionales de salud que tuvieran.
Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 16 de febrero de la revista Pediatrics.
Los niños gordos podrían tener un riesgo más alto de muerte porque una UCI pediátrica quizá no esté preparada para atender a niños de su peso, dijo Ross.
"En los extremos del peso, en el sobrepeso extremo, cuidar a esos niños es más difícil", comentó. "El equipo está diseñado para una talla X, y [los niños con sobrepeso] son 3X".
"El próximo paso en realidad sería ver si hay algo que podamos hacer sistemáticamente mejor", siguió Ross. "¿Les administramos fluidos o ventilación de alguna forma que fomente esto?".
Los médicos quizá también estén dando demasiados o muy pocos medicamentos a los niños de la UCI según su peso, dijeron Ross y Staiano.
Las unidades de cuidados intensivos para los adultos basan las dosis de una persona en su "peso ideal", en lugar de su peso real. Esa práctica surge de la comprensión de que el tamaño de los órganos de las personas se correlaciona de forma más cercana con su estatura que con su peso, dijo Ross. Por tanto, el IMC (el índice de masa corporal, una proporción entre el peso y la estatura) "ideal" de una persona basado en su estatura es una mejor herramienta para una dosificación segura.
Pero como los niños siguen en crecimiento, las UCI pediátricas continúan usando su peso total, "y no estamos seguros de si eso es correcto o incorrecto", comentó Ross.
Staiano dijo que "los médicos quizá no estén ajustando adecuadamente el medicamento al peso del niño. Algunos de esos niños tienen una edad física mayor que la cronológica. Cuando se está viendo a un niño de 5 años, quizá su cuerpo, debido a su estatus de obesidad, se corresponda al de un niño de 8 o 9 años. Por ese motivo, tal vez haya que ajustar la medicación".
Ross comentó que otro estudio está observando si el peso de un niño afecta al tamaño de sus pulmones. Esos resultados futuros podrían ayudar a los médicos a recetar unas dosis más adecuadas de los medicamentos.
Por último, los niños gordos podrían tener más probabilidades de morir en la UCI porque el exceso de peso les expone a problemas de salud, advirtieron Ross y Staiano.
"Cualquiera que sea el motivo de ingreso en la UCI, se complica potencialmente con otros órganos que tienen daños o problemas", dijo Ross respecto a esta teoría.
Se están acumulando evidencias de que incluso los niños muy pequeños pueden desarrollar enfermedades crónicas debido a la obesidad, dijo Staiano.
"Hemos aceptado que ahora los adolescentes presentan enfermedades cardiacas avanzadas y diabetes", dijo Staiano. "Comenzamos a ver casos de diabetes o enfermedades cardiacas incluso a los 8 o 9 años. Quizá haya niños incluso más pequeños que estén desarrollando esos factores de riesgo".
Los médicos deben aprovechar estos hallazgos para averiguar mejores formas de tratar a estos niños, planteó.
"A partir de ahora, debemos comenzar a realizar ensayos para de verdad empezar a mejorar la supervivencia y la calidad de vida de esos niños", concluyó Staiano.

Thursday, February 18, 2016

La pérdida de sueño podría vincularse con un mayor riesgo de diabetes en los chicos adolescentes


La investigación, que se enfocó en el 'sueño de ondas lentas', no encontró el mismo efecto en las chicas
     
Robert Preidt
Traducido del inglés: martes, 16 de febrero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
SÁBADO, 13 de febrero de 2016 (HealthDay News) -- Los chicos adolescentes que duermen muy poco en una fase particular del sueño podrían estar en riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, sugiere un nuevo estudio.
La investigación se enfocó en el "sueño de ondas lentas", una etapa importante del sueño que ayuda a las personas a almacenar los recuerdos y a recuperarse tras la privación de sueño. Ese tipo de sueño también se asocia con unos niveles más bajos de la hormona del estrés, el cortisol, y con una reducción de la inflamación, explicaron los autores del estudio.
El estudio evaluó a 700 niños de 5 a 12 años. Poco más de la mitad de los participantes eran chicos. Los investigadores siguieron a unos 420 de los niños ocho años más tarde.
Los chicos que perdieron la mayor cantidad de sueño de ondas lentas entre la niñez y la adolescencia tenían un riesgo más alto de desarrollar resistencia a la insulina que aquellos cuyos totales de sueño de ondas lentas permanecieron bastante estables con el paso de los años.
La resistencia a la insulina aumenta el riesgo de sufrir de diabetes tipo 2, y también se vincula con una mayor cantidad de grasa abdominal y problemas de la atención, anotaron los autores del estudio. Los investigadores no hallaron un vínculo entre las cantidades de sueño de ondas lentas y esos problemas en las chicas.
"La noche después de sufrir una privación de sueño, todos dormimos significativamente más en la fase de ondas lentas para compensar la pérdida", explicó en un comunicado de prensa de la Universidad Estatal de Pensilvania el autor del estudio, Jordan Gaines, candidato doctoral en neurociencias de la universidad en College Park, Pensilvania.
"También sabemos que perdemos sueño de ondas lentas con más rapidez a principios de la adolescencia. Dado el rol restaurador del sueño de ondas lentas, no nos sorprendió hallar que los procesos metabólicos y cognitivos [mentales] se vieran afectados durante este periodo del desarrollo", añadió Gaines.
La asociación observada en el estudio no prueba una relación causal. Se necesita más investigación para confirmar los hallazgos y determinar si hay un vínculo entre unas cantidades más bajas de sueño de ondas lentas y un aumento en el riesgo de resistencia a la insulina en otros grupos de edad, plantearon los investigadores.
"Mientras tanto, podemos usar estos hallazgos como punto de partida para trabajos futuros sobre la conexión entre el sueño y la salud. Lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos ahora es mantener un horario regular de sueño, para no privarnos de más sueño de ondas lentas del que ya perdemos de forma natural con la edad", dijo Gaines.
El estudio se presentó el sábado en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (American Association for the Advancement of Science) en Washington, D.C. Las investigaciones presentadas en reuniones se deben considerar preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales.

Wednesday, February 17, 2016

Unos antiácidos de uso común podrían aumentar el riesgo de demencia


Un estudio encuentra una asociación entre los usuarios mayores de 75 años, pero no puede probar que los fármacos provoquen problemas con la memoria
     
Traducido del inglés: lunes, 15 de febrero, 2016
Imagen de noticias HealthDay
VIERNES, 12 de febrero de 2016 (HealthDay News) -- Una popular clase de antiácidos podría aumentar el riesgo de demencia de las personas mayores, sugiere un estudio reciente.
El grupo de medicamentos, conocidos como inhibidores de la bomba de protones (IBP), incluyen a Prilosec, Nexium y Prevacid. Funcionan al reducir la cantidad de ácido que el estómago produce.
Pero unos investigadores alemanes encontraron que las personas a partir de los 75 años de edad que toman los medicamentos con regularidad presentaban un aumento del 44 por ciento en el riesgo de demencia, en comparación con los adultos mayores que no utilizaban los fármacos. Pero el estudio solo halló una asociación, no un vínculo causal.
El informe aparece en la edición del 15 de febrero de la revista JAMA Neurology.
Los resultados son lo suficientemente sorprendentes como para que al menos un destacado experto en el envejecimiento, el Dr. Malaz Boustani, tenga planificado compartir los hallazgos con los pacientes mayores que utilicen IBP.
Boustani dijo que estudios anteriores han vinculado otro tipo de antiácido, los bloqueadores H2, con un aumento en el riesgo de demencia. Hasta ahora, ha recomendado que los pacientes usen IBP para tratar el reflujo ácido, y que eviten los bloqueadores H2, como Tagament, Pepcid y Zantac.
"Informaré a mis pacientes sobre los hallazgos y dejaré que decidan si quieren arriesgarse o no", dijo Boustani, profesor de medicina del Centro de Investigación sobre el Envejecimiento de la Universidad de Indiana y vocero de la Federación Americana de Investigación sobre el Envejecimiento (American Federation for Aging Research). "Los lunes tengo una clínica, y si tengo pacientes que tomen un IBP o un bloqueador H2 les diré exactamente lo que les digo a ustedes, y entonces pueden decidir ellos mismos".
Más de 15 millones de estadounidenses utilizaron IBP recetados en 2013, con un costo total de más de 10 mil millones de dólares, según un informe del Instituto IMS de Información sobre la Atención Sanitaria. Varios IBP populares (Prilosec, Prevacid y Zegerid) también están disponibles sin receta, lo que aumenta aún más su uso.
Hay una frecuente preocupación de que los estadounidenses quizá estén usando los IBP en exceso para tratar casos menores de acidez o reflujo ácido.
Hasta el 70 por ciento de las recetas de IBP en Estados Unidos han sido emitidos de forma inadecuada por los médicos, y el 25 por ciento de los usuarios a largo plazo podrían dejar de tomar los fármacos sin sufrir de un aumento en la acidez o el reflujo ácido, según el estudio, que aparece en la edición de enero de la revista JAMA Internal Medicine.
El uso excesivo de los IBP podría tener efectos drásticos sobre la salud, encontró el estudio. Por ejemplo, esos medicamentos se han vinculado con un aumento de entre un 20 y un 50 por ciento en el riesgo de enfermedad renal crónica.
También hay algunas evidencias de que el uso de IBP podría afectar a la capacidad de razonamiento de una persona, afirmaron los autores alemanes del nuevo trabajo.
Los IBP parecen afectar los niveles de beta amiloidea y tau, que son proteínas asociadas con la enfermedad de Alzheimer, dijeron los investigadores. Los IBP también pueden conducir a una deficiencia de la vitamina B12, que se ha asociado con el declive cognitivo.
Para evaluar la posible asociación entre los IBP y la demencia, los investigadores recogieron datos de una gran firma de seguros alemana sobre casi 74,000 personas mayores a partir de los 75 años de edad. Los datos abarcaron entre 2004 y 2011, e incluyeron diagnósticos y recetas de medicamentos.
Alrededor de 2,950 pacientes usaban IBP con regularidad, lo que en este estudio se definió como al menos una receta de IBP por cada trimestre en un intervalo de 18 meses.
Los usuarios regulares de IBP presentaban un aumento del 44 por ciento en el riesgo de demencia, en comparación con los que no recibieron IBP.
Pero el estudio no aclara si los IBP también están disponibles sin receta en Alemania, como en Estados Unidos, dijo el Dr. Arun Swaminath, director del programa de enfermedad intestinal inflamatoria del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York.
Si los IBP están disponibles sin receta, entonces quizá más personas los hayan estado tomando, y quizá se haya sobrestimado el riesgo de demencia descrito en el artículo, dijo Swaminath.
"Pero creo que la cuestión es que para algunos pacientes abandonar los IBP paulatinamente es razonable, y que deben tomar esa decisión con sus médicos", planteó.
Las personas que deseen dejar de tomar IBP poco a poco pueden tomar varias medidas para reducir el exceso de ácido o prevenir el reflujo ácido, dijo Boustani. Pueden comer comidas más pequeñas, evitar el chocolate y la cafeína, y permanecer en postura vertical unas horas después de cada comida.
La Dra. Gisele Wolf-Klein, directora de educación geriátrica del Sistema de Salud North Shore-LIJ en New Hyde Park, Nueva York, añadió que ni siquiera los investigadores están seguros del motivo por el que los IBP podrían afectar al cerebro que envejece.
"No sabemos qué hace que el cerebro se deteriore. Hasta que lo sepamos, no hay motivo de que las personas que toman IBP se preocupen demasiado al respecto ni que dejen de tomar esos agentes si son necesarios", aclaró Wolf-Klein.

Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Malaz Boustani, M.D., professor, medicine, Indiana University Center for Aging Research, and spokesman, American Federation for Aging Research; Arun Swaminath, M.D., director, inflammatory bowel disease program, Lenox Hill Hospital, New York City; Gisele Wolf-Klein, M.D., director, geriatric education, North Shore-LIJ Health System, New Hyde Park, N.Y.; Feb. 15, 2016,JAMA Neurology